
La llamada llegó a mediados de abril. Un bebé nacido con 29 semanas, 11 antes de las 40 que indica el término de un embarazo, necesitaba una intervención urgente. Desde su llegada al mundo, no había podido respirar por sí mismo debido a las secuelas que deja nacer antes de lo previsto: muchos de los órganos no se han acabado de formar correctamente, uno de ellos el corazón. El niño estaba en una incubadora en el hospital de Burgos y la llamada llegó al 12 de Octubre de Madrid. Dos cirujanas cardíacas pediátricas, Victoria Benito y Francesa Zanin, hicieron las maletas rumbo a ese bebé. El problema es que el día era 28 de abril, el del apagón masivo.
Últimas noticias: la última hora de hoy en EL PAÍS