
Con Edmund White, fallecido el martes pasado en Nueva York a los 85 años, se ha muerto el último de los grandes autores norteamericanos que durante dos siglos fueron capaces de taponar esa brecha cultural entre Estados Unidos y Europa que ya no tiene remedio. Como Henry James o su maestra/amiga/némesis Susan Sontag, White sirvió de polinizador cruzado entre ambos continentes.
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