
Al hablar de animales marinos en cautividad para consumo es fácil pensar en salmones, truchas, doradas o lubinas, o en mariscos como mejillones, camarones, langostinos, gambas… pero no en pulpos. La razón es simple: no hay piscifactorías de pulpos. No al menos en España, ni tampoco en la Unión Europea. El dato llama la atención si se tiene en cuenta que este peculiar cefalópodo, de tres corazones y dotado de una inteligencia extraordinaria, es uno de los reyes de la gastronomía ligada al mar. Y la demanda que se genera en torno a él es enorme.
El problema de la dieta
La organización Compassion in Wolrd Framing, que vela por el bienestar de los animales encerrados, publicó en 2021 un informe para poner el foco en el enorme interés que estaba levantando en el mundo la crianza industrial de pulpos, cada vez más demandados en países como EE UU o Japón. Una de las razones para rechazar su cautividad, señalan los científicos, es que su dieta carnívora es insostenible con vivir encerrados, pues la industria planea alimentarlos con alimentos basados en el uso de harina y aceite de pescado. Y ello, advierten, supondría una “presión adicional insostenible para las poblaciones de peces salvajes”.
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