
“¿Alergias? ¿Alguna intolerancia?”, el camarero hace las preguntas de rigor, las que hace ya varios años no se puede saltar en ninguna mesa. Desde hace un tiempo la pregunta aparece también en los emails que invitan a comidas de trabajo y en las invitaciones a bodas, bautizos y comuniones. “¿Alergias?“, insiste. Y empiezan a escucharse respuestas: gluten, lactosa, cacahuetes, gambas… cada vez son más los que refieren alguna sensibilidad concreta. El camarero anota diligente: en la cocina adaptarán el menú a unos clientes cada vez más atentos a sus problemas digestivos. Algunos reales (los problemas) y otros imaginados.
Nuestra fuente:EL PAÍS América Colombia: el periódico global… en EL PAÍS Publicado para Colombia