
Un proverbio futbolero afirma que dentro de todo aficionado anida un técnico, y la cita va camino de tener un símil financiero cuando se aborda el tema de la opa del BBVA sobre el Banco Sabadell. El asunto se ha alargado tanto, más de un año de tira y afloja, y da tanto que hablar que ha terminado por incentivar opiniones personalísimas sobre la cuestión atendiendo al posible impacto que se pueda sufrir si fructifica la operación de fusión. En Cataluña el asunto genera una corriente popular casi unánime en defensa del Sabadell y el Parlament exhibió el jueves un insólito consenso entre PSC, Junts, ERC, los Comuns y la ultraderecha de Aliança Catalana para apremiar al Gobierno a “impedir la materialización” de la opa por razones de “interés general”. Horas después, la CNMC defendió su “experiencia y el rigor técnico” para el análisis que da luz verde a la fusión. La eficiencia, el arraigo del Sabadell en Cataluña y la libre competencia son los elementos alrededor de los que gira el debate cuando se aterriza a usuarios y clientes de a pie.
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