
Si algo le faltaba a una carrera tan laureada como la de Keylor Navas era enfundarse en el uniforme que alguna vez vistió uno de los grandes porteros del mundo. Jorge Campos, ese guardameta de los uniformes estridentes, se forjó en las juveniles de los Pumas. No solo despegó ahí, sino que se transformó, primero, en ídolo de la afición y, segundo, en un icono global por su carisma. La última vez que Campos jugó con el equipo universitario fue en 2002. Veintitrés años después, otro astro ha arribado a la portería. Navas, de 38 años, ha hecho una escala antes del retiro para ser cobijado por uno de los clubes históricos de México, uno que necesita alegrías.
Nuestra fuente:EL PAÍS Edición México: el periódico global en EL PAÍS Publicado para México