
Doña Violeta Chamorro murió en el exilio en Costa Rica, donde había vivido igualmente desterrada al final de los años cincuenta del siglo pasado, cuando acompañó a su esposo, el periodista Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, en una huida a medianoche a través de las aguas del río San Juan, para ponerse a salvo de las garras de otra dictadura, la de la familia Somoza.
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