
Paren rotativas: el entrevistado, estrella de la música, cita a las seis de la tarde… en su casa. El hecho, habitual hasta hace unos años, resulta del todo extraordinario desde el indeterminado momento en que los publicistas decidieron concentrar la promoción de los artistas en maratones de entrevistas en hoteles impersonales y los periodistas aceptamos el juego. Pero esa es otra historia. El caso es que, al llegar, con retraso por el atasco que colapsa Madrid, el propio Malikian está esperando a la puerta de su domicilio, un chalé sin pretensiones en una de esas colonias urbanas donde se oye cantar a los pajaritos a tiro de piedra de la M-30, y es él quien pide disculpas por el calor y las horas. Charlamos en el patio, mientras en el salón, su hijo de 10 años, recién llegado del cole, aprovecha a conciencia el permiso para ver algo en la tele mientras papá atiende a la visita. Eso sí, en cuanto nos vamos, se le acabaron por hoy las pantallas.
DEL FOSO AL FOCO
Ara Malikian (Beirut, 56 años), hijo de una familia armenia, sufrió de niño las privaciones y consecuencias de la guerra civil en Líbano hasta que, a los 14 años, logró una beca para estudiar violín en Alemania. Allí, pasó cinco años sin poder ver a sus padres, durante los que se convirtió en un maestro del violín. Ha pasado del foso de los músicos en el Teatro Real de Madrid a llenar ese mismo templo como estrella en el escenario, donde ha conseguido un estilo propio como solista, mezclando músicas y ritmos de todo el mundo en sus instrumentos. Ahora presenta Intruso, un vídeo junto al actor Jaime Lorente, y una gira mundial.
Nuestra fuente:Cultura en EL PAÍS Publicado para Latino America