
El 25 de abril de 1990 la electa presidenta de Nicaragua, Violeta Barrios de Chamorro, asumía el mandato en un país desgarrado por la guerra, sembrado de cadáveres y profundamente dividido entre sandinistas y opositores. La guerra entre contras y el ejército había segado más de 50.000 vidas y la pequeña nación estaba en bancarrota. Ese día, “llena de angustia en el corazón”, Chamorro hizo historia dentro y fuera al convertirse en la primera presidenta elegida en las urnas en América Latina y por llevar la paz a una Nicaragua cansada. Ese es el mayor legado de Chamorro, quien falleció en el exilio la madrugada de este sábado en Costa Rica a los 95 años tras una larga enfermedad, según informaron sus familiares.
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