
La historia en Oklahoma se divide antes de los Thunder y después de los Thunder. Al menos eso es lo que argumenta Austin Johnson, un hombre de 30 años originario de Oklahoma City, la capital de Oklahoma que alberga estos días la final de la NBA contra los Indiana Pacers. Junto a buena parte de esta ciudad de 700.000 habitantes está electrizado con la posibilidad de conseguir el título. “Es difícil describir lo que esto significaría para nosotros, sería más que especial”, afirma.
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