
Es habitual que para algunos la escritura sea una continua conversación con las poéticas de autores que han ido conformando su vida, su mundo literario, digamos que el plural, convulso y divertido mundo ajeno que “llevan dentro”. Sin duda, el argentino Alan Pauls, el autor de El factor Borges, es uno de ellos. Acabo de percibirlo más que nunca en una entrevista de su compatriota Hinde Pomeraniec con motivo de la aparición de su nuevo libro de ensayos: Alguien que canta en la habitación de al lado. Tal vez no lo parezca, pero es un título virginiawoolfiano. En la entrevista lo aclara cuando Pomeraniec le anima a comentar el título y confiesa que lo tomó de un ensayo de Virginia Woolf en el que ella habla sobre por qué le cuesta tanto leer a sus contemporáneos y por qué todavía más escribir sobre ellos. Fue un ensayo de Woolf que tomó la forma de una carta a un sobrino que le había reprochado que no escribiera sobre sus contemporáneos. En su respuesta, Woolf decía que esto no le era posible porque, para ella, sus contemporáneos eran gente que cantaba en la habitación de al lado. Y aunque se diría que Woolf dijo esto con un cierto desdén, a Alan Pauls le encantó la frase porque recobró con ella la idea de que todas las personas y las obras sobre las que él escribe puede considerarlas contemporáneas, pues a fin de cuentas no dejan de ser literaturas con las que está en conversación.
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