
Pícaro, habla claro Carlos Alcaraz, consciente del revuelo que generó el estreno de su documental a finales de abril. Una vía transgresora, a contracorriente. ¿Hacer historia divirtiéndose y disfrutando, yéndose a “reventarse” a Ibiza a las puertas de Wimbledon, al circuito de Monza sin permiso o corriéndose de vez en cuando algunas juergas? De repente, el deporte de élite, tan crudo, tan exprimidor, se humaniza. Un talento contra sus circunstancias, las lógicas para un veinteañero al que se le abren las puertas de la gloria deportiva y al que se le niegan unas cuantas de lo mundano: comerse una hamburguesa con los amigos en El Palmar o salir de fiesta, trasnochar. Vivir.
A UN PASO DE BECKER Y EDBERG
Por ahora, Alcaraz ha firmado un pleno en las grandes finales, pues ha decantado a su favor las cinco que ha disputado hasta hoy: US Open 2022, Wimbledon 2023 y 2024, y Roland Garros 2024 y 2025. Solo le queda por coronarse en Australia.
El español luce ya en el escalafón histórico de la ATP junto a los australianos Rod Laver y John Newcombe, solo un peldaño por debajo de otros dos ilustres, el alemán Boris Becker y el sueco Stefan Edberg (6). Uno más arriba (7) están John McEnroe y el también nórdico Mats Wilander.
Su éxito abunda en el del tenis español, que ha triunfado en 18 de las 24 últimas ediciones del major francés. Totaliza 61 títulos, de los que 24 corresponden al masculino y cuatro al femenino. El resto están en manos de los dobles —reciente el de Marcel Granollers— y los júniors.
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