
Cofer Black, director del Centro de Antiterrorismo de la CIA, estaba admirando poco antes de las nueve de la mañana el “hermoso día” que hacía el 11 de septiembre de 2001 en Nueva York. “Era un día precioso y soleado, el cielo estaba completamente azul”, dice a las cámaras de Netflix en el documental Cacería implacabe: Bin Laden. Sin embargo, algo perturbaba su visión: un agujero negro enorme en una de las Torres Gemelas. “Debe de ser el peor piloto del mundo. ¡Con el día tan claro que hace!”, pensó. En ese momento sonó su teléfono. Un agente de inteligencia estaba en la otra torre, y recibió una información delicada: “Pude ver el sistema de control del vuelo: fue un choque intencionado”. Y más: “Ha habido otro impacto, debo abandonar mi puesto”. George Tenet, director de la CIA, avisó de que había que evacuar la agencia. A Black le pareció bien, pero su unidad, dijo, se quedaba. Aquello tenía toda la pinta de ser una agresión externa, y Cofer Black dirigía un centro dedicado a prevenirlas. “Somos soldados, si hay que morir, se muere”. Y así fue cómo, en media hora, Black pasó de admirar el estupendo día en Nueva York, a considerar su propia muerte y la de todo su equipo.
Nuestra fuente:EL PAÍS Edición México: el periódico global en EL PAÍS Publicado para México