
Cuando Boca parecía haber conseguido llevar el partido al callejón en que mejor podía manejarlo, cuando había secado las ideas del Benfica y ya avistaba la primera victoria de un equipo sudamericano frente a uno Europeo, Nicolás Otamendi, hincha de River, les birló el premio cabeceando un córner. Nada elaborado, un clásico de lo más antiguo. Los portugueses rescataron con dos jugadas a balón parado (un penalti y ese saque de esquina) un empate que les había resultado esquivo con el juego, donde mostraron más registros y finura.
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