
Rubén Romero no olvida el día en el que una mujer de 86 años se echó a llorar durante una de las experiencias que organiza. Acababa de mirar por un telescopio, pero no hizo falta más para que se le saltaran las lágrimas a borbotones: “Me dio las gracias porque pensaba que no iba a poder ver algo tan espectacular antes de morirse”, cuenta a EL PAÍS. Un instrumento de observación y un observador es la estampa más habitual, la que a cualquiera se le viene a la cabeza cuando escucha hablar de astroturismo, pero no es ni mucho menos la única. Al abrigo de un crecimiento exponencial tras la pandemia, el sector ha diversificado su oferta y cada vez más empresas incluyen experiencias innovadoras que recorren de una punta a otra la geografía española. “Tienes mil cosas que hacer relacionadas con las estrellas. La gente flipa cuando lo conoce”, comenta Romero.
Nuestra fuente:Feed MRSS-S Noticias Publicado para Latino America