La primera Conferencia de Presidentes en Barcelona, casi ocho años después del procés, nació torcida y se ha convertido rápidamente en un choque frontal entre el Gobierno y el PP. Los barones populares, que son mayoría en este órgano -13 de los 19, incluyendo a Ceuta y Melilla- se coordinaron el día anterior con la dirección nacional para pedir uno detrás de otro delante de Pedro Sánchez que adelante las elecciones ante la “situación política crítica”, que les llevará este domingo a manifestarse en Madrid con el lema “mafia o democracia”. Sánchez les ha contestado con claridad: no habrá elecciones hasta 2027, “cuando tocan”. El presidente y algunos barones socialistas, como el asturiano Adrián Barbón, han tratado de rebajar la tensión que dominaba el ambiente con algunas bromas, pero con poco éxito. Barbón le ha dicho a Sánchez en broma que esperara a esas elecciones que le pedían los del PP porque él querría hacer la próxima Conferencia de Presidentes en Asturias. Y Sánchez le ha respondido que no se preocupe, y ha animado a los demás en la sala a ofrecerse para albergar otras reuniones de este tipo porque habrá tiempo a muchas de ellas porque las elecciones serán en 2027. El intento de distensión ha sido infructuoso, porque el tono del PP estaba prefijado y ha sido de extrema dureza, y por supuesto no ha habido ni un solo amago de intentar llegar a un acuerdo en materias como vivienda, la propuesta estrella de Sánchez.
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