
Apuntarse al gimnasio ya no es lo que era. De hecho, ya no te apuntas. Ahora contratas una membresía o membership. Tampoco se escoge ya gimnasio por la cercanía o la calidad de las máquinas, sino por asuntos del alma: a quién nos queremos parecer, a qué clase social creemos pertenecer o qué amigos queremos hacer. Porque en estos tiempos de optimización y machacona pedagogía financiera la cuota de la membership —cada vez más cara— ha de ser amortizada no solo con masa muscular, sino con capital social.
Hola, socio. ¿Es el ‘gym’ el nuevo club?
Los gimnasios se parecen cada vez más a clubs privados donde se accede por invitación. La elección de una actividad y la disciplina con que se practica son en sí mismas reveladoras. “Las elecciones sobre el deporte o los entrenamientos están muy relacionadas con el origen social o con la clase a la que se aspira a pertenecer y son una parte importante de la identidad de la persona”, explica Dominic Malcolm, profesor de Sociología del Deporte de la Universidad de Loughborough. “No es la actividad lo que resulta atractivo sino la capacidad de distinguirse de otros grupos sociales”.
Nuestra fuente:EL PAÍS América Colombia: el periódico global… en EL PAÍS Publicado para Colombia