
Cuesta identificar el hecho concreto que provocó la conversión de miles de aficionados españoles en nuevos josefinos futbolísticos, aunque todo parece apuntar a la victoria de los franceses en el Mundial de Rusia, una oda imperial a la solidez defensiva, los físicos exuberantes y el ataque relámpago. Afrancesados los ha habido en España desde los tiempos de la Guerra de Independencia sin necesidad de que José Bonaparte (de ahí lo de josefinos) fichase por el Real Madrid, pero aquella conversión masiva del 2018 nos cogió a todos por sorpresa: tras años de identificación con un estilo de juego adaptado a las características fundamentales de nuestros futbolistas (buen pie, mejor cabeza), el gran público comenzó a clamar por una evolución urgente: hasta la Virgen del Pilar parecía querer ser francesa.
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