
Poco antes de que den las nueve, aún de día, con un cielo cubierto que amenaza chaparrón, empieza la liturgia. Uno a uno los músicos van subiendo las escaleras desde las bambalinas del escenario para ocupar su espacio. Aplaudimos. Hasta que le llega su turno. La cámara está su lado esperando que dé el paso. Bruce Springsteen empieza a caminar. Lo acompañamos. Las imágenes que contempla el público son un elemento fundamental del espectáculo de sus últimas giras. La gente grita mientras él avanza tranquilo hacia su micrófono. Lo sabe. No lloverá.
Nuestra fuente:Cultura en EL PAÍS Publicado para Latino America