
El paso de las películas por las salas cada vez es más fugaz. También merecido. No tengo cifras, pero sí la sensación de que nunca se ha rodado tanto. No solo cine. También infinitas series. Y un exceso de documentales sobre sucesos y personajes peregrinos. Todo ello porque hay que alimentar sin descanso a las plataformas, al entretenimiento o a la fórmula para matar el tiempo (qué tenebroso resulta el enunciado de esa actividad) que adopta tanta gente al permanecer en sus casas. Consecuentemente hay que alimentar al lúdico monstruo a velocidad de vértigo. Da igual que casi todo sea clónico, repetitivo, regido mayoritariamente por fórmulas mediocres o infames. Que no falte en ningún momento la droga, aunque esté adulterada hasta límites cochambrosos.
Nuestra fuente:Televisión en EL PAÍS Publicado para Latino America