
Cuando era pequeña en mi casa había una tele con un culo inmenso en la esquina del salón. Cuando pedía una nueva (¡con mando a distancia!) mi padre me decía que él había vivido toda su infancia sin tele y que ya era un sueño que la nuestra fuera en color y no en blanco y negro. Entonces yo no podía creer que mi padre fuera tan viejo como para haber conocido el mundo en blanco y negro. Me daba envidia todo lo que había visto cambiar las cosas a lo largo de su vida y pensaba que yo tendría que conformarme con la innovación del mando a distancia. Aquella niña no podía imaginar que vería nacer Netflix y que, en solo 10 años, cambiaría para siempre no ya la tele del salón, sino a la gente que solía convivir en él.
Nuestra fuente:Feed MRSS-S Noticias Publicado para Latino America