
Las prioridades de la Unión Europea han cambiado en los primeros seis meses de António Costa en la presidencia del Consejo Europeo. En este tiempo, el gasto en seguridad y defensa —el refuerzo de la capacidad disuasoria de los Estados europeos— marca todas las agendas. Y la marca aún más en este mes de junio, cuando se celebrará una cumbre de la OTAN en la que Estados Unidos, el gran pilar de la Alianza Atlántica, presionará a sus aliados para que el objetivo de gasto en defensa de los miembros pase del 2% del producto interior bruto (PIB) al 5%. El portugués, guardián de la “unidad” de los Veintisiete, sabe que en la Unión hay voces discrepantes. Así que mantiene el equilibrio: “La pregunta no es si tenemos que aumentar al 3,5%, al 5% o al 6%. No estamos buscando un número mágico. Hay que definir un método. ¿Cuál? Las capacidades que necesitamos construir y cómo podríamos invertir en estas capacidades en los próximos años".
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