Antiguamente, la Feria del Libro de Madrid se celebraba en el paseo de Recoletos, pero el aumento progresivo de editores, libreros y, por tanto, de lectores comenzó a desbordar aquel espacio y obligó a llevarla al parque del Retiro junto a la casa de fieras. Fue en el año 1967. El cambio tuvo muchos detractores que no imaginaban que los libros tuvieran suficiente magnetismo como para atraer a los lectores a un lugar tan apartado. El éxito sorprendió a todos los profesionales del ramo. De pronto el público comenzó a invadir aquel espacio donde los libros daban ocasión para un agradable paseo por ese magnífico jardín. Los libros se convirtieron en un bien fungible con los árboles y las flores, con el sol de mayo y las sombras agradables que suavizaban el primer calor del verano. Ir a la feria del libro daba una pátina de cultura. De pronto se puso de moda y desde entonces no ha dejado de crecer.
Últimas noticias: la última hora de hoy en EL PAÍS