
Hay cambios en la piel que llegan sin previo aviso. Un embarazo, una etapa de crecimiento rápido, una ganancia o pérdida de peso… y, de pronto, ahí están: las estrías. Esas líneas finas y algo irregulares que surcan la piel, primero en tonos rojizos o violáceos, y que con el tiempo se tornan más claras, como pequeñas cicatrices. Técnicamente, son pequeñas roturas en las fibras de colágeno y elastina de la dermis, y aunque son comunes y no representan un problema de salud, muchas personas buscan formas de prevenir, atenuar o disimular las estrías, especialmente en zonas como el abdomen, los muslos, los glúteos o el pecho.
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