
Stian Angermund tiene todos los síntomas de un ataque de ansiedad en la salida de la Zegama-Aizkorri, la maratón de montaña más importante del mundo, una carrera que ya ha ganado. ¿Cómo responderán las masas que glorifican las subidas más icónicas al corredor de trail más ilustre que ha sido suspendido por dopaje en el día de su regreso? Teme coronar Aizkorri entre abucheos, que ya no haya sitio para él. “Según pasó la carrera me fui sintiendo cada vez menos asustado y más bienvenido”. Cuando llegó a meta, vacío, echó un trago de agua y vio a una cara amiga: “¿Cómo ha ido?” Se venció en su hombro, empezó a llorar y perdió la noción del tiempo. “Quizás sea la carrera que más recordaré en toda mi vida. Cruzar la meta fue como dejar atrás año y medio. Empieza una nueva página”.
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