
Cuando Bartolo Olivas Loya, ladrillero de profesión y que aquella mañana del 6 de julio de 1986 sumaba 70 años de edad, llegó a votar para gobernador a su casilla en Chihuahua cuál sería su sorpresa al descubrir que las urnas estaban repletas, cosa insólita, pues solo pasaban 15 minutos después de las ocho, hora en que se abren las casillas.
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