
La guía puesta por el Ayuntamiento ha convocado a los visitantes a la sombra de la puerta del recinto amurallado que corona uno de los mayores parques urbanos de Vigo, el monte de O Castro. Pero antes de acceder a la fortaleza que sirvió para defender la estratégica plaza —a lo largo de siglos— de los asedios extranjeros, la historiadora pide a los turistas que se atrevan a abandonar por un momento la frescura de la bóveda de entrada para observar dos cañones recalentados al sol de primavera. “Fijaos en el escudo que llevan”, propone, “¿sabéis de dónde es?”. “Investigamos la historia de estas piezas de artillería… los vigueses llevamos toda la vida viéndolas… y resulta no son de aquí… ¡Llevan el águila bicéfala del Imperio Ruso!”.
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