Carlos Barea (Granada, 37 años) es escritor y editor, pero, sobre todo, es “arqueólogo de la disidencia”. Su objetivo, que describe con una pasión manifiesta, es rescatar del pasado —y algunas veces del olvido— a personajes de la cultura del siglo XX que tuvieron que ocultar su orientación e identidad sexual para sobrevivir. Lo publica en su cuenta de Instagram y ahora también en Rebeldes del deseo (Plaza&Janet), un ejercicio de memoria colectiva que pretende hacer justicia a la intimidad de personajes patrios como el Premio Nobel Vicente Aleixandre, Luis Cernuda, Carmen Conde o Mari Trini, y extranjeros como Francis Bacon, Arthur Rimbaud o Pier Paolo Pasolini, entre otros. “Activistas existenciales”, como los denomina Barea, quien se crio en la vega granadina de Zujaira, donde tiempo atrás Federico García Lorca pasó sus veranos.
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