Como el rumor de que nos inventamos los nombres de los platos va a volver a circular con el cascaflote, volvemos a desmentirlo: no nos hemos sacado de la manga ni el matamaridos, ni el cojondongo del gañán, ni el atascaburras, ni las carcamusas ni los paparajotes. Nadie sabe muy bien por qué recibieron esos nombres (que son preciosos, por cierto), pero todos son especialidades regionales españolas, lo mismo que la maravilla que traemos hoy.
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