
Muchos no las habrán leído: ni la ley de amnistía en vigor desde hace casi un año, ni la ponencia del Tribunal Constitucional (TC) que esta semana le ha otorgado validez, a salvo de tres enmiendas menores. Lástima. Porque en uso de su plena libertad, bastantes acudirán hoy a las manifestaciones contra el Gobierno y contra esa ley sin conocerlas antes de forma directa, sino mediante intérpretes con sesgo.
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