
La reforma laboral está en el medio del divorcio político entre el Gobierno de Gustavo Petro y el Congreso de Colombia. Hasta finales de mayo, dos puntos dominaban el debate: la ampliación de la jornada nocturna y los recargos por trabajar domingos y festivos. El Ejecutivo se anotó triunfos importantes en ambas cuestiones en el penúltimo debate del Senado y celebró con efusividad, pero ahora ha abierto nuevos frentes de batalla. El presidente y las principales centrales obreras sostienen que el nuevo texto es regresivo en otros derechos y que una consulta popular todavía es necesaria para garantizar una reforma progresista.
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