
A cierta altura, lejos aún del océano, el Tajo deja de ser río y se convierte en mar. Entre sus dos riberas hay más distancia (17 kilómetros) que entre la punta de Tarifa y la costa africana. Le dicen Mar de Palha desde que las corrientes comenzaron a formar islas de hierba seca. La palha ya no se amontona, pero el nombre se conservó. Y también permanece la sensación de que aquello es mucho mar y poco río, donde se pescan lubinas y las mareas suben y bajan con subrayados propios del Atlántico.
Restaurantes y hoteles
- Dónde dormir. En el lugar de una antigua salinera, se abrió el Praia do Sal Resort, junto a la playa y los antiguos molinos de viento. Tiene spa y un restaurante italiano, el Omaggio, con buena cocina. Más cerca del centro se encuentra el Upon Vila Alcochete, que ofrece cócteles y ocasos espléndidos desde su terraza. La Quinta da Praia das Fontes, un cortijo rehabilitado, es una propuesta más tradicional.
- Dónde comer. La localidad portuguesa tiene numerosos restaurantes con terrazas donde se hace pescado a la parrilla, muy frecuentados durante el fin de semana por lisboetas y ahora también por turistas. Entre los más populares, el Barrete Verde, A Taverna o A Tasca do Victor. El Alfoz, abierto hace 30 años con vistas exclusivas sobre el estuario por los padres de Fernando Pessoa, antiguo forcado y productor de cine, ofrece excelentes especialidades de pescado y marisco frescos. En la gastronomía local se pueden encontrar sabrosas caldeiradas, arroces y guisos. Hay también propuestas con guiños contemporáneos o internacionales como el Vira-Prato.
- Qué hacer. La playa de Alcochete es ideal para deportes como el kitesurf o el paddle surf. Se puede pasear por el Tajo en barco tradicional y se pueden visitar monumentos como la iglesia barroca de São Brás (XVIII), la ermita del palacio construido en el XVI por la familia Tristão da Cunha o la iglesia de São João Baptista, un monumento nacional construido a finales del XV.
Nuestra fuente:Feed MRSS-S Noticias Publicado para Latino America