
En 2014, al reparar una conducción de agua que atravesaba el denso y bucólico bosque de El Carrascal, en Unzué (Navarra), los operarios se toparon con lo que parecían dos esqueletos humanos a pocos centímetros de la superficie. Los especialistas de la Guardia Civil, el Instituto Navarro de Medicina Legal y el Servicio de Patrimonio Histórico de la Dirección General de Cultura de Navarra se personaron en el lugar. Lo que, en principio, parecía ser a una fosa común de la Guerra Civil (1936-1939) ―los huesos de los fallecidos mostraban impactos de bala en cráneo, cuerpo y extremidades― correspondía, en realidad, a un enfrentamiento entre las tropas francesas de Napoleón Bonaparte y la guerrilla española durante la Guerra de la Independencia (1808-1814). En total, se hallaron los esqueletos de diez personas.
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