
En 1999, Los Soprano se convirtió en un fenómeno cultural inesperado. Su creador, David Chase, había llegado hasta aquí dispuesto a luchar contra la televisión “de siempre” que tanto le había hecho sufrir como guionista. Vivía frustrado por no alcanzar su sueño cinematográfico, y las series de los canales en abierto jamás le habían dejado dar rienda suelta a su libertad. Allí no se podían construir personajes imperfectos, pero tampoco hablar de sexo o decir tacos. Todo tenía que acabar bien y reiniciarse cada semana. La HBO a la que llegó, acompañada por series rompedoras como Oz y Sexo en Nueva York, cambió esos parámetros. El mundo comenzaba a ver la televisión de otra manera, y daba inicio la edad de oro de lo que hasta entonces se conoció despectivamente como caja tonta.
Nuestra fuente:EL PAÍS América Colombia: el periódico global… en EL PAÍS Publicado para Colombia