
Estados Unidos atraviesa un momento crítico en su política migratoria. En medio de una creciente polarización promovida desde el poder, la actual administración ha optado por una estrategia que, lejos de enfocarse en la regularización o integración de quienes ya forman parte del país, se dedica a despojar de sus beneficios migratorios a personas que ya contaban con algún estatus legal. Una medida arbitraria que no solo rompe expectativas legales y humanas, sino que incrementa el número de personas indocumentadas.
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