
Cuando voló del nido madridista, allá por 2018, Luka Doncic (Liubliana, 26 años) aún parecía un niño. Los mechones rubios y aquella sonrisa tímida e imberbe aderezaban la mirada de un chaval todavía sin edad legal para comprar alcohol en Estados Unidos pero capaz de dominar el baloncesto europeo a su antojo. Así lo advirtieron los Dallas Mavericks, que en la noche del draft lograron hacerse con los servicios de aquel delgaducho para, a posteriori, poco a poco y de manera progresiva, desarrollar su físico hasta convertirlo en un gigantesco amasijo de músculos imposible de frenar para cualquier defensor de la NBA.
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