
Hubo un momento en que una de las palabras más terribles de cualquier idioma ya no fue suficiente. Decir hambre es decir la privación más cruel que puede sufrir una persona y, sin embargo, hay algo peor: la hambruna, cuando alguna causa generalizada –guerras, epidemias, catástrofes diversas— hace que muchas personas pasen hambre al mismo tiempo, en el mismo lugar: que no sólo sufran su hambre sino también la de todos los suyos.
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