
Gaza se consume, exhausta por el hambre. Cuenta Samer Abuzerr, profesor en Salud Pública en la Universidad de Ciencias y Tecnología de Jan Yunis, que ya duele más la falta de alimento que las bombas. “Todo es catastrófico, pero el hambre, lenta, silenciosa y prevenible, es la más dolorosa. Las bombas matan instantáneamente, pero el hambre mata en una agonía prolongada, especialmente a los niños”, explica este investigador desde un refugio al sur de la Franja. Él es uno de los tres firmantes de una carta a la prestigiosa revista médica The Lancet, donde denuncian que Israel está usando la hambruna como “arma de guerra” en Gaza. La situación es insostenible, dice: “Ver a una madre intentar alimentar a su hijo con granos de arroz triturados remojados en agua contaminada es indescriptiblemente doloroso”.
Nuestra fuente:Internacional en EL PAÍS