
En los primeros meses de 2021, la extrema derecha contrató espacios donde exhibir en Madrid grandes carteles alertando del verdadero peligro que acechaba a los españoles. Nada de contagios por un enemigo mortal e invisible, o una llamada de atención sobre la masacre silenciosa que había tenido lugar en las residencias de mayores durante la pandemia. El enemigo número uno tenía por nombre un acrónimo: mena. Los carteles explicaban que los llamados “menores no acompañados”, representados con un rostro embozado, eran una amenaza que cada mes costaba a las arcas públicas 11 veces lo que recibía una persona beneficiaria de la pensión no contributiva. La Audiencia Provincial de Madrid rechazó el recurso de la Fiscalía que apuntaba a un posible delito de odio hacia niños alentado con mentiras. El auto de la Audiencia contiene una peculiar declaración al referirse a los menores extranjeros: “Con independencia de si las cifras que se ofrecen son o no veraces, representan un evidente problema social y político”.
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