
El debate sobre la reforma laboral de Gustavo Petro ha tenido un gran ausente: el que fiscaliza que las leyes laborales no solo existan sino que, sobre todo, se cumplan. El Ministerio del Trabajo cuenta con 1.300 inspectores del trabajo, trabajadores de carrera, divididos en 36 direcciones territoriales. Aun así, pareciera que no logra hacer respetar los derechos de los empleados, en un país en el que ni siquiera el Estado ha dejado de abusar del contrato de prestación de servicios. Con la nueva reforma laboral, esos inspectores ahora están encargados de más tareas, como vigilar que los practicantes del SENA tengan contratos laborales, o que las empresas contraten al menos dos trabajadores con discapacidades por cada 100 empleados de planta. Normas que, sin alguien que las vigile, pueden ser solo un saludo a la bandera.
Nuestra fuente:EL PAÍS América Colombia: el periódico global… en EL PAÍS Publicado para Colombia