
Teletrabajo, estudios online, horas de ‘gaming’ o simplemente el día a día frente al ordenador: cada vez acumulamos más tiempo sentados, y no siempre en las mejores condiciones. Si alguna vez has terminado la jornada con la espalda rígida, el cuello cargado o las piernas adormecidas, la culpa podría no ser del estrés, sino de tu silla. Una mala silla de oficina se puede convertir en un gran enemigo para tu bienestar.
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