El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, había anunciado el jueves que se daría dos semanas para decidir si atacaba las instalaciones nucleares de Irán. Le bastaron 48 horas para insertar a su país en la guerra entre Israel e Irán. Este sábado anunciaba —primero por redes sociales y después en un breve discurso a la nación desde la Casa Blanca—, que aviones estadounidenses habían bombardeado las tres grandes bases nucleares iraníes: Fordow, Natanz e Isfahán, “completa y totalmente volatilizadas”. Ahora, ha instado Trump, le toca a Irán mover ficha: si no acepta deshacerse de su programa nuclear, vendrán golpes mucho peores aún.
Nuestra fuente:EL PAÍS Edición Chile: El periódico global en EL PAÍS Publicado para Chile