
Hay una leyenda suelta por París, que se deja ver paseando en bicicleta por el l’Arc de Triomphe y responde al nombre de Novak Djokovic, el eterno, el incombustible, el impresionante. Acorde al escenario: monumental. Dejando al margen los números e independientemente de filias y fobias, se entregan los parisinos por completo a un campeón que ha impartido una lección táctica, que ha remontado (4-6, 6-3, 6-2 y 6-4) y que al borde de la medianoche, con 38 primaveras y al quinto intento, remacha y se sincera: “No es fácil ser competitivo aquí, a mi edad, pero por este tipo de partidos merece la pena seguir jugando”. Tiene otro por delante el viernes en las semifinales ante el número uno, Jannik Sinner (6-1, 7-5 y 6-0 a Alexander Bublik).
SINNER DISPARA A 252 KM/H
Djokovic es el segundo jugador más veterano que llega a la penúltima ronda del grande francés, únicamente superado por el estadounidense Pancho Gonzales, que desembarcó con 40 años en la de 1968. Y se expresa feliz tras el triunfo, aun sabiendo que se topará próximamente con Sinner. No se desvía un ápice el de San Cándido.
“Ese tipo de retos sacan lo mejor de mí. No hay nada que me motive más a esta edad”, destaca. En los pulsos entre ambos, igualdad: cuatro triunfos por cabeza. Ahora bien, el italiano se impuso las tres últimas veces que midieron sus fuerzas, todas sobre pista dura. Y un solo precedente en tierra: Nole venció hace cuatro años en Montecarlo.
“¿Cómo le voy a frenar? No estoy pensando en eso, sino en cómo voy a ejecutar yo mi plan”, concede. A la perfección le ha salido ante Zverev, quien de los 23 encuentros con top-10, solo ha ganado cinco. “Había un momento en el que no sabía cómo ganar un punto desde el fondo”, admite el alemán, quien considera a Djokovic “infravalorado”.
“Le ganó a Carlos en Australia y a mí aquí”, recuerda; “olvidaros de su edad, sigue ganando a los mejores. Hay que respetarle”. Así lo opina Sinner, firme de nuevo. Se quita a Bublik de encima de un manotazo. “Novak ha vuelto a su máximo nivel. Será muy táctico, difícil”, indica el líder del circuito. Un cañón.
En un instante del partido, envía un saque a 252 km/h y gracias a la victoria, se une a su compatriota Lorenzo Musetti, rival de Alcaraz. Se trata de la segunda vez que sucede esto, tras 1965, cuando fueron semifinalistas otros dos transalpinos: Nicola Pietrangeli (campeón) y Orlando Sirola.
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