
Hay un antes y después en la carrera judicial de Ángel Luis Hurtado Adrián y está asociado a un nombre: Gürtel. Hasta entonces, 2017, Hurtado era un juez desconocido por el gran público que había escalado poco a poco en una trayectoria con destino último en la Audiencia Nacional. Lo que lo sacó del anonimato fue la porfía que puso por desvincular al PP y a sus principales dirigentes de la gran trama de corrupción. Hurtado recibió muchas críticas y se quedó en minoría ante sus compañeros de la Audiencia. Tres años después, cumplió su aspiración de ascender al Tribunal Supremo gracias al bloque conservador de un Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) que ya tenía el mandato caducado. Desde allí, en el primer caso que le ha tocado instruir, acaba de tomar una decisión no menos controvertida: situar al borde del banquillo a todo un fiscal general del Estado.
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