
En un edificio ruinoso, lo de menos son las cloacas. Del partido o del Estado. Haberlas haylas, pero también hay jueces y policías. Tenemos una de las justicias del mundo más severas con los poderosos. Aunque es lenta y está desbordada, porque anda exigida hasta límites extremos por un Estado que presenta deficiencias estructurales. Ahí reside el problema.
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