
Fue difícil no interpretarlo como una maniobra de distracción. La fiscal general de Estados Unidos, Pam Bondi, viajó este jueves a San Francisco para visitar la cárcel de Alcatraz, de infausto recuerdo, en mitad del fenomenal escándalo por su gestión del caso Epstein, al que ha decidido dar carpetazo después de alimentar las teorías de la conspiración en torno a la supuesta lista de clientes del millonario pederasta, muerto en 2019 mientras esperaba su juicio por tráfico sexual de menores. En el último giro del libreto de su gran teatro político, el Gobierno estadounidense quiere reabrir la prisión, que fue hogar de famosos reos, como Al Capone o Machine Gun Kelly, y dejó de funcionar en los sesenta como tal por su elevado coste. Desde entonces sirve exclusivamente como popular atracción turística.
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