En la novela Los versos satánicos de Salman Rushdie, que le costó al autor décadas de persecución y un apuñalamiento salvaje, dos personas de origen indio y asentadas en Londres viajan en el vuelo AI‑420 de Air India, entre Bombay y Londres, que explota por un atentado. Pasa en las primeras páginas, así no estamos destripando nada: “Caían cual briznas de tabaco de un viejo cigarro roto. Encima, detrás, bajo ellos, llaneaban el vacío butacas reclinables, auriculares estéreo, carritos de bebidas…”. Pero los dos protagonistas, Gibreel y Saladin, no se mataron como todos los demás, sino que flotaron durante su caída y “fueron depositados por la marea en la playa”, en el canal de La Mancha.
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