
Es más que probable que, de haber vivido lo suficiente, Hildegart Rodríguez fuera recordada hoy como uno de los grandes referentes del feminismo. Así se lo propuso su madre, la posesiva y controladora Aurora Rodríguez, quien recurrió a métodos eugenésicos y a una estricta educación para convertir a su única hija en el más perfecto prototipo de mujer del futuro. El final es conocido: la asesinó antes de que la joven prodigio, enamorada y decidida a emprender su propio camino, cumpliera 19 años. En la madrugada del 9 de junio de 1933, Aurora le asestó cuatro tiros mientras dormía.
Nuestra fuente:Cultura en EL PAÍS Publicado para Latino America