
Tampoco cuesta tanto, y es verdad que resulta agotador irlo diciendo a cada rato, con cada persona con la que te vayas a encontrar. Llamarías demasiado la atención y pensarían que no estás bien aunque, al cabo, quién lo está del todo y quiénes somos nosotros para juzgar a nadie. Lo suyo es pasar sin mirar ni que te miren, que es lo que suele hacerse. Podrías caer y estar tendido un rato sobre el suelo sin que a nadie le pareciera algo fuera de lo normal.
Nuestra fuente:EL PAÍS América Colombia: el periódico global… en EL PAÍS Publicado para Colombia