
Afuera, el viento es helado y la temperatura ronda los cero grados, pero dentro de la cueva un grupo de neandertales se abriga en torno al fuego. Sobre unas piedras planas, adultos, niños y hasta algún anciano esperan a que termine de cocinarse un trozo de gacela que lograron cazar esa misma mañana. No hay ollas ni cucharas, pero sí técnica. La pieza de carne fue desmembrada siguiendo un patrón de corte específico, utilizando algo parecido a un cuchillo fabricado con un trozo de sílex afilado. Para el que se quede con hambre también habrá semillas, restos de algún tubérculo y, por supuesto, la especialidad de la casa: carne en descomposición repleta de nutritivas larvas y gusanos.
Nuestra fuente:EL PAÍS Edición Argentina: el periódico global en EL PAÍS Publicado para Argentina